sábado, 19 de julio de 2008

Introducción


Muchas personas intentamos llevar una vida en la que la educación y buenas formas marquen nuestra pauta de conducta con las personas con las que nos relacionamos, ya sean de nuestro círculo más cercano o no. Família, amigos, el que nos vende el pan, alguien a quien preguntamos la hora, con todos ellos mostramos nuestra mejor cara y hacemos gala de nuestros más refinados modales. Esto funciona casi siempre, cuando llega tu turno en la cola de algún funcionario malhumorado y con una sonrisa le damos los buenos días, cuando realizamos alguna gestión por teléfono con algún operador de call center harto de atender a clientes insatisfechos y le agradecemos la atención prestada. Eso le puede alegrar el día a cualquiera y casi siempre recibes un trato equivalente al que has ofrecido. Es una forma más de diferenciar a los seres humanos, los hay gordos y flacos, altos y bajos, guapos y feos, y también los hay educados y quillarracos barriobajeros. Todo esto es muy bonito mientras funciona, ¿Pero qué pasa cuando sin venir a cuento nos agreden de alguna manera? Por mi forma de ser me lo trago y hago como si nada hubiera pasado. Grave error, esa agresión ha quedado alojada en algún lugar recóndito de mi cerebro y va a estar ahí guardando sitio para la siguiente. Puedes llegar a creer que estás por encima de la situación, que no te ha afectado, que eres un machote, pero si no das salida a estos inputs negativos que recibe tu psique las consecuencias pueden ser desastrosas, ansiedad, irritabilidad, insomnio e incluso cuando en el cajón ya no caben más experiencias negativas lo que hace el cerebro es "desconectarse", o sea, depresión. Esto por supuesto solamente ocurre a la larga, no voy a deprimirme porque la rubia del bar me sirva de malas formas una cervecita o porque un vecino con el que me cruzo en la calle mire para otro lado haciéndose el sueco. La conclusión es que de vez en cuando hay que tener mala leche y desahogarse, no todo va a ser bonito en esta vida. En este blog que inicio hoy iré relatando diferentes historias de mi vida cotidiana que me sacan de mis casillas, y en cómo hubiera actuado Mr. Hyde.

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